martes, 19 de agosto de 2008

JUEGO BONITO

Garra, huevos, coraje pero, por sobre todas las cosas, buen fútbol, fueron los condimentos principales que mostró el Sub-23 para borrar a Brasil de los Juegos. Nada de belleza. El Jogo Bonito brilló por su ausencia y en Beijing flameó bien alto la bandera celeste y blanca. Argentina aplastó al Scratch, le ganó 3 a 0 en cuartos y ahora va en busca del oro. Los dirigidos por Sergio Batista jugaron un partidazo, dejaron atrás el carma que siempre significó a lo largo de la historia enfrentar al eterno rival y se metieron, por segunda vez consecutiva, en la final olímpica. Sergio Aguero, con dos goles, fue la gran figura del encuentro. El gol restante, lo marcó Juan Román Riquelme de penal.

19 de agosto de 2008, quedará grabado para siempre en la memoria de todos los futboleros.En Beijing, por los cuartos de final de los Juegos Olímpicos, Argentina goleó a Brasil y demostró, una vez más, por qué es uno de los más grandes del mundo.
Salió un partido redondito y el equipo jugó el fútbol que le gusta a la gente. Dejó atrás todos los analisis que se hicieron en la previa, a cerca de la dificultad del choque sudamericano y borró del terreno de juego a su eterno rival.

Si analizamos línea por línea, lo primero que vale remarcar es la soliez defensiva. Basada en la impecable tarea de Pareja y Garay en la zaga central y con dos laterales que se cansaron de cerrar su andarivel y se proyectaron con gran criterio, la defensa nacional (en conjunto) jugó el mejor partido de los Juegos, justo cuando el equipo más lo necesitaba.

El mediocampo fue impasable. Gago y Mascherano fueron dos leones y se encargaron a la perfección de hacer desaparecer toda la simpatía y el talento de Ronaldinho. El doble cinco tuvo un funcionamiento soñado y terminó luciendose en China. Mascherano se cansó de quitar pelotas, corrió y metió como siempre y, como si esto fuera poco, terminó pisando la pelota y haciendo expulsar a dos rivales. Lucas y Thiago Neves no se bancaron nada la derrota y la impotencia los llevó a golpear duramente al "Jefecito" del mediocampo. Aplausos para el hombre del Liverpool.

Y si hablamos de los encargados de generar fútbol, no podemos ahorrar elogios. Aunque no fue el partido ideal de Riquelme, el diez manejó los tiempos del equipo y, como pasa cada vez que juega con Boca, Román mostró lo mejor de él contra los brasileños. Di María y Messi tuvieron chispazos de buen fútbol y Aguero jugó, sin lugar a dudas, el mejor partido con la Selección Mayor. El ex Independiente, que venía teniendo un flojo torneo, desparramó todo el potrero argentino por el verde césped y marcó dos tantos para meter al equipo en la final. Ante la atenta mirada del suegro Diego, el Kun dejó bien en claro por qué todos los grandes de Europa se pelean por quedarse con una de las mejores joyitas de la industria nacional

En síntesis, salió el partido soñado. Argentina metió, jugó y brilló. Cumplió al pie de la letra un axioma del fútbol que no muchas veces se puede llevar a cabo: las tres "G". Ganar, gustar y golear. Gracias Argentina.

Pasado Brasil, es tiempo de pensar en Nigeria, el rival que le quitó el oro a nuestra selección en los Juegos de Atlanta 1996. El conjunto africano viene de vencer en semis 4 a 1 a Bélgica y será un durísimo rival. Los dirigidos por Batista deberán imponer su juego por encima de la potencia física de los africanos y quitarle la pelota al conjunto verde para poder quedarse con el oro. El torneo llega a su final y Argentina intentará derrotar a las Aguilas para retener el título logrado en Atenas 2004 y ser, por cuatro años más, el Rey Olímpico.

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